sábado, febrero 13, 2016

Guardas

Ilustrar las guardas de un álbum es una parte divertidísima del proceso creativo de cada libro, disfruto aportando alguna idea paralela a la lectura principal, lo que me permite jugar con elementos propios de un prólogo y de un colofón, además en algunas ocasiones, también puedo variar la técnica usada en las tripas del libro.

En San Jorge mostré una superficie agrietada como de tierra seca, desértica, pero también podría ser la piel más propia de un reptil o de un dragón, quizá se vería más claro si en vez de tener esos tonos tierra o marrones fuesen verdes, y ahí surge la vegetación de las guardas finales, vamos, que una vez eliminado el dragón llega la primavera al desierto.

En Moscogonías vemos puntos blancos que son estrellas y constelaciones, al final, no vemos solo estrellas, lo que apreciamos como Moscón son animales.

En Atilio, tenemos a Melisa alimentándose dentro de un gran queso, en cambio quién está dentro de un libro es Atilio, el libro es de caballeros, claro y acompañado de una gran espada, en las guardas finales la espada se queda clavada sobre la comida y desaparecen los ratones… y el libro.

En la Campana de Huesca, vemos un tablero de ajedrez, con un color uniforme y muchas figuras asediando al rey que está enrocado junto a la torre. Al final la figura del rey está en el centro algo más grande, el alfil está tumbado y por supuesto su cabeza fuera del tablero. El rojo comparte protagonismo con el amarillo.

En Rabadancito vemos un par de rabadanes con las ovejas mientras el célebre fotógrafo Ricardo Compairé capta el momento, el resultado de esa foto se puede ver al final junto a otras muchas más, acompañado de otros utensilios propios de los pastores de los Pirineos.