Entra en imprenta la segunda edición de El ladrón de minutos, la novela escrita por David Lozano editado con un cuidado asombroso por Edebé y que he disfrutado muchísimo primero leyéndola, y después ilustrándola, una novela que no está fijada para una edad en concreto ya que funciona a muchos niveles. Sabemos que los lectores son chicos de los cursos finales de primaria, pero también la disfrutan lectores de secundaria, y pienso que eso es maravilloso, porque no hay nada como librarse de las etiquetas.¿Te imaginas que el día de tu cumpleaños desaparece del calendario?
Edu tiene un plan infalible para recuperarlo.
Las Autoridades han decidido eliminar un día del calendario y la fecha elegida ha sido el seis de octubre, el día en que nació Edu. De golpe, se ha quedado sin cumpleaños, anclado en los diez años. Y desde luego, no se lo toma nada bien. Por eso, decide luchar para recuperarlo y acude a la Tienda de Cosas Prohibidas, donde consigue la Succionadora de Tiempo, capaz de robar minutos hasta conseguir recuperar un día completo. Parece fácil y, sin pensar en las consecuencias, comienza la caza de buenos momentos… de otros. Así, poco a poco, se convierte en un auténtico adicto a esos minutos de felicidad ajena y deja de vivir el presente. Abandona a su mejor amiga, a sus compañeros, deja de jugar al fútbol, descuida los estudios… y cae en una infelicidad y en un egoísmo del cual no despierta hasta el último momento, cuando se ve obligado a decidir a qué le da valor en la vida.
A la hora de ilustrar el libro, busqué que cada ilustración tuviese dos niveles de lectura, uno narrativo muy pegado al texto y un segundo donde se mostrasen temas más conceptuales, como son el PASO tiempo, el PESO de la responsabilidad, la madurez o lo material frente a la amistad.
Hay veces qeu un libro cobra vida y uno no es capaz de imaginar lo que puede influir creativamente en algunos lectores, aquí unas "Succionadoras de Tiempo" creadas por los alumnos de secundaria del IES Blecua de Zaragoza, ¡GENIAL!